La Garnacha, la Tempranillo y la Verdejo son las variedades de uva originarias de España más conocidas en el mundo. No es para menos, puesto que están entre las nueve variedades que abarcan el 80 por ciento de los viñedos españoles. Sin embargo, el país ibérico se caracteriza por su enorme diversidad de variedades autóctonas. Algunas de ellas se han recuperado en los últimos años, con la finalidad de producir vinos con identidad, que se distingan de aquellos que utilizan las variedades más comunes y que se producen en muchos países.
El Instituto Madrileño de Investigación Agraria y Alimentación de la Comunidad de Madrid (IMIDRA) presentó este año una investigación dirigida por el doctor Félix Cabello, en la que se documentan 536 variedades de uva cultivadas en España, de las cuales 210 son autóctonas.
A continuación te presentamos siete variedades de uva, algunas españolas y otras emparentadas con variedades francesas, pero que en suelo ibérico adquirieron identidad propia. ¿Conoces alguna más? Compártelo con nosotros.
1. Listán Negro. Se trata de una variedad de uva tinta que se cultiva en las Islas Canarias, principalmente en Tenerife. También se le conoce como Negra Común, Listán Morado, Listán Prieto o Mollar Negro. Los vinos producidos con esta variedad se caracterizan por sus aromas a frutas negras silvestres, con toques ahumados, especiados y fondo mineral. Vinos con esta variedad: ‘Ignios’, ‘7 Fuentes’, ‘El Grifo’.
2. Merenzao. Una de las variedades de uva tinta más antiguas de Galicia, también llamada Bastardo, Baboso Negro o María Ordoña. Señala el periodista Víctor de la Serna que está emparentada con la Trousseau francesa, descendiente de la Pinot Noir. La mayor parte de los viñedos de esta variedad se ubican en la D.O. Monterrei, aunque también existe en otras denominaciones gallegas como Ribeira Sacra o Valdeorras y en la tenerifeña Valle de Güimar. Los vinos que llevan esta variedad poseen intensos aromas a fruta roja fresca como fresa y frambuesa. En boca son tánicos, por lo que esta uva se suele presentar ensamblada con otras más amables para redondear esas sensaciones. Vinos con esta variedad: ‘Crego e Monaguillo’, ‘Castro de Lobarzán IS’.
3. Merseguera. Se trata de una variedad de uva blanca que se cultiva principalmente en Valencia, donde es considerada por esa D.O. como variedad principal. También se cultiva en Alicante, Utiel-Requena, Tarragona, Penedés y Jumilla. En Valencia también se le conoce con los nombres de Exquitsagos y Verdosilla. Produce vinos muy elegantes y aromáticos, con una acidez equilibrada. Se le suele combinar con otras variedades, aunque a nosotros nos encanta el monovarietal ‘Finca Calvestra’ de la bodega Mustiguillo.
4. Albarín. Por su nombre hay quienes la confunden con la Albariño, pero se trata de dos uvas distintas. La variedad blanca Albarín (también hay tinta) procede de Asturias y actualmente se encuentra en peligro de extinción. También se le conoce con los nombres de Raposo y Blanco Verdín. Además de Asturias, se cultiva en el norte de León. Tiene una acidez muy alta, por lo que sus vinos resisten crianzas largas. Produce vinos aromáticos y frescos, con aromas de frutas tropicales, frutas blancas y de hueso o de pepita como el membrillo. Vinos con esta variedad: ‘Tempesta Maneki’, ‘Pardevalles’, ‘Pricum’, ‘El Aprendiz’, ‘Peregrino’.
5. Rufete. Es una variedad tinta (también existe blanca) originaria de la Sierra de Salamanca, muy delicada para su cultivo, que produce vinos con aromas a frutos rojos como la frambuesa o la fresa. Es una uva muy tánica, que resiste largas crianzas. Vinos con esta variedad: ‘Cámbrico’, ‘La Zorra’.
6. Maturana Tinta. Se trata una variedad de origen francés, llamada Castets, a la que en La Rioja se le bautizó con el nombre de Maturana Tinta de Navarrete y que, por diversas razones, perdió el apellido Navarrete. De acuerdo con el periodista y viticultor Víctor de la Serna, existe una Maturana Tinta original que no es sino la misma variedad que la Merenzao, aunque en La Rioja no se utilice. Vinos con esta variedad son ‘Viña Ijalba’, ‘Ad Libitum’ y ‘Colección Vivanco’.
Preguntado por Vínica para la elaboración de este artículo, Víctor de la Serna respondió lo siguiente: «Después de inscribirse a principios de siglo la Maturana Tinta/Merenzao/Trousseau en el Registro Vitícola, los investigadores riojanos afirmaron que el material estudiado no procedía de ninguna viña conocida en Rioja, sino de un vivero oficial, al que había sido remitido desde la colección de El Encín en Madrid, pero sospechan que podría tratarse de un error de identificación. La llamada Maturana Tinta de Navarrete/Castets sí que se encontró, precisamente en Navarrete». En opinión del periodista se debería corregir el registro, para no incurrir en una «infracción administrativa».
7. Caíño Blanco. Es una variedad oriunda de Galicia, menos conocida que la Caíño Tinto. Tiene muy poca capacidad de producción, por lo que casi no es utilizada. La bodega Terras Gauda ha hecho un esfuerzo para recuperarla y, de hecho, el noventa por ciento de esta variedad ha sido plantado por esta bodega. Se caracteriza por su alto grado de acidez y mineralidad. La bodega Terras Gauda utiliza la Caíño Blanco en su famoso vino del mismo nombre, tanto en su etiqueta regular como en la etiqueta negra; también la utiliza en un 85% en ‘La Mar’, que se complementa con las variedades Albariño (10%) y Loureriro (5%). En este vídeo Antón Fonseca, director técnico de la bodega, explica a Vínica TV el proceso de elaboración de sus vinos, que se pueden encontrar en México.