Se trata de un movimiento nacido en Italia que promueve comer tranquilo, disfrutando de la comida y de productos de km.0. Ni más ni menos que comer como lo hacían nuestros abuelos.
El ‘slow food’ se contrapone a la estandarización del gusto global con cadenas de ‘fast food’. En este sentido, el vino aparece como un elemento más de una dieta sana y equilibrada. Nosotros, por el tema que nos ocupa, nos centramos en el vino.
Esta filosofía de vida te dice, por ejemplo, que antes de acudir a comprar el vino en una gran superficie o supermercado, lo ideal es tener una bodega cerca para poder comprar el vino directamente al viticultor; sin embargo cuando no es posible, sería aconsejable acudir a la tienda de vinos de la esquina, a los negocios locales y chiquitos, para ayudar a mantener la economía local.
De todas formas, si debes ir a un supermercado a comprar el vino, te damos algunos consejos que se adaptan a los preceptos del ‘slow food’:
1. Precio. Lo barato sale caro. Un vino tiene unos costes de producción mínimos y si es de importación más. Desconfía de los vinos demasiado baratos. Esto no quiere decir que debas de pagar mucho dinero por el vino, lo ideal es que encuentres el vino que te gusta y que la calidad se corresponda con el precio. También puede ser que un vino demasiado barato pueda estar pagando mal a sus trabajadores, por ejemplo.
2. Leer bien la etiqueta. Fíjate si es el mismo viticultor el que realiza todo el proceso. Puede que algunos vinos consigan uvas o vino base de otras bodegas que han comprado a granel y, por tanto, no han estado en todo el proceso de elaboración del vino. Lo ideal es que encuentres una bodega en la que se controle todo, desde la uva en el viñedo, su recolección y posterior vinificación.
3. Fíjate en los estándares de calidad de la bodega. Investiga en Internet qué tipo de bodega es, si está dentro de alguna denominación de origen o si habla de cómo elabora el vino. Hoy en día el cliente se ha hecho más exigente y pide más información sobre el producto que compra.
Estos son algunos consejos para adaptarse a los preceptos del ‘slow food’. Si quieres más información sobre este movimiento entra a su página web.
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