Cuidarse está de moda. Es lógico pensar que esta tendencia hacia hábitos de vida saludables y consumo de productos sanos llegue también al mundo del vino. Los elaboradores están cada vez más preocupados por cuidar al máximo la calidad de sus vinos.
En la actualidad son muchos los que quieren cuidarse y el mercado está abarrotado de productos sanos. Diariamente nos bombardean con información sobre los alimentos que son sanos y los que no lo son, sobre lo que debemos comer y beber.
El mundo del vino no es ajeno a ello. Basta con navegar por Internet para encontrar diversos estudios que hablan de lo bueno que es el consumo de vino para nuestra salud, así como otros que nos advierten de los peligros que supone beber demasiado alcohol. Lo cierto es que lo ideal es encontrar un equilibrio, ya que el vino con moderación tiene múltiples beneficios para la salud.
El sector vitivinícola europeo se ha unido en torno a la campaña wine in moderation, que reconoce el papel del sector vitivinícola en promover la responsabilidad y la moderación en el consumo de vino. Para ello ha establecido normas de comunicación sobre el vino, bajo la idea de que la forma en que los vinos se presentan, publicitan y se sirven a los consumidores debe inducir a la moderación.
Además del cuidado en la cantidad, en torno a la calidad también se han empezado a poner en valor los vinos elaborados con la mínima utilización de aditivos posible, con mayor respeto a las variedades, a la tierra y al viñedo para que se exprese y se diferencie.
Como ya hablamos en un artículo anterior, la vuelta a lo natural está de moda. En cuestión de vinos, hay tres categorías que muchas veces se confunden y otras se solapan. Es necesario, por tanto, hacer una distinción entre vinos naturales, biodinámicos y ecológicos.
– Vino natural. Se le llama así a todo aquel que se obtiene con la mínima intervención posible, tanto en la tierra, el viñedo, como en el proceso de elaboración del vino. En la actualidad no existe ningún tipo de organismo que certifique a este tipo de vinos, por lo que no hay parámetros claramente establecidos sobre lo que debe ser un vino ‘natural’. En todo caso hay un cierto consenso en que los niveles de anhidrido sulfuroso (SO2) -un compuesto que se usa para proteger el vino- deben ser mínimos y producto de procesos naturales, no de añadidos.
– Vino ecológico. Este tipo de vino se elabora con uvas procedentes de agricultura ecológica, pero puede elaborarse utilizando algunas técnicas modernas de vinificación, dentro de unos límites. La agricultura ecológica sí está certificada y por ello en algunos vinos aparece el sello característico. En el caso de la Unión Europea es un rectángulo verde y en el interior la silueta de una hoja formada por estrellas blancas. Uno de los requisitos para que un vino pueda considerarse ecológico es que se deben de utilizar en el campo abonos orgánicos vegetales y animales.
– Vino biodinámico. Se trata de un método de agricultura ecológica que se basa en los estudios de Rudolf Steiner. Este tipo de agricultura se diferencia de la ecológica en el tipo de preparados vegetales que se utilizan, así como en el uso de un calendario basado en el movimiento de los astros. También incluye el famoso cuerno de vaca, que consiste en rellenar el cuerno de una mezcla de tierra, cuarzo o abono y enterrarlo durante el otoño a unos 40 cm de la superficie, dejarlo descomponer durante todo el invierno y recuperarlo en la primavera.
Otra cuestión que hay que mencionar es la de la graduación alcohólica del vino. Algunos bebedores regulares de vino prefieren comprar vinos de baja graduación. Además, varios científicos están trabajando en bajar esta graduación sin alterar las características del vino (aquí se puede leer el artículo que escribimos al respecto). Eso sí, los elaboradores de vinos naturales se oponen a este tipo de intervención por considerarla totalmente artificial.
De todos modos, el vino es una bebida maravillosa que, con moderación, complementa una dieta sana. ¿No lo creen así?
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