Durante ‘Enofusión 2017’ la D.O. Ribeiro realizó una cata armonizada entre sus vinos y las conservas más representativas de Galicia. Una experiencia interesante que demostró el enorme abanico de posibilidades de los vinos de esta denominación.

Una de las denominaciones gallegas que ha cobrado mayor protagonismo en las últimas décadas es, sin duda alguna, Ribeiro. La transformación vivida por sus bodegas se ha traducido en una apuesta irrenunciable por la calidad.

Así lo constatamos durante la cata armonizada realizada ayer por el Consejo Regulador de esta D.O. en el marco de ‘Enofusión 2017’. La intención, como lo explicó Cristina Alcalá, gerente de la denominación, fue la de mostrar al público asistente todas las posibilidades que tienen los vinos de Ribeiro, cuya principal seña de identidad es la mezcla de variedades.

Además de Alcalá, durante la cata estuvieron presentes Felicísmo Pereira, presidente del C.R.D.O. Ribeiro y José Luis Murcia por parte de ‘Enofusión 2017’.

El ejercicio de armonías se dividió en dos rondas. En la primera ronda pudimos catar ‘Gran Alanís Blanco 2015’, elaborado con treixadura y godello. Un vino joven procedente de la zona del Miño. A este vino seco, que destaca por su frescura, le venían como anillo al dedo los berberechos, pues la combinación resultaba bastante equilibrada, potenciando el carácter salino de estos moluscos.

También catamos ‘Casal de Armán Blanco 2015’, un vino muy redondo elaborado con un 90% de treixadura, 5 % de albariño y 5 % godello; en boca resulta bastante glicérico, con recuerdos de lías, flores y hierba recién cortada. Con este vino preferimos el bonito, al tratarse de una conserva en aceite de sabor suave y delicado, que se integraba perfectamente con la sencillez y elegancia del vino.

La primera ronda finalizó con ‘Cunqueiro Tercer Milenio 2015’, 50% de treixadura y el resto mezcla de godello, loureira y albariño. Un vino con tres meses de lías, maceración carbónica, y uvas procedentes de suelos granítico y arcilloso arenoso en el municipio de Castrelo de Miño, Orense. Nuestra armonía elegida para este vino fue la de los mejillones en conserva, dado que el buen volumen y frutosidad que éste presenta, marida perfectamente con la intensidad del mejillón en conserva. Un equilibrio complicado por el vinagre del mejillón en conserva, por lo que consideramos que un vino voluminoso y potente como ‘Cunqueiro’ puede hacerle frente sin demasiada dificultad.

La segunda ronda estuvo acompañada de sardinillas en aceite, chipirones en su tinta y zamburiñas en salsa de vieira, tres clásicos gallegos. El primer vino propuesto, cuarto de la tarde, fue ‘Finca Viñoa 2015’, mezcla de trexiadura, albariño y loureira, que Alcalá describió como “muy afilado”. El chipirón pudo armonizar bien con este vino, ya que su intensidad fue ampliamente compensada con la frescura del vino.

Continuamos con ‘Priorato de Razamonde 2015’, 100% Treixadura; un vino muy floral en nariz, con alguna presencia ligera de carbónico. La sardinilla resultó una buena armonía, porque el vino limpió bien la boca después de ésta y no rompió con su sabor. Finalmente catamos Eiras Altas 2015′ (Viña Mein), estupendo vino de paraje fermentado en fudres austrícaos, compuesto por un 70% de treixadura, 20% de loureira y 10% de albariño. Un vino de mayor complejidad y que, por tanto, maridó muy bien con las zamburiñas, puesto que combinó con su sabor, ambos muy intensos y elegantes al mismo tiempo.

Gracias a ‘Enofusión 2017’ y a la D.O. Ribeiro por esta magnífica experiencia y enhorabuena por dar a conocer las enormes posibilidades de estos vinos gallegos.

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