La D.O. Ribera del Duero celebró en ‘Madrid Fusión’, como desde hace siete años, su cata ‘Punta de Lanza’, en la que presentó doce vinos representativos de la enorme calidad y diversidad de la denominación.
La cata fue dirigida por Sarah Jane Evans, actual presidenta del Institute Master of Wine, una prescriptora de relevancia internacional. También contó con la presencia de Enrique Pascual, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
Evans hizo hincapié en el desarrollo que ha experimentado esta denominación en los últimos años, de la mano de bodegas importantes como Vega Sicilia, Pesquera o Pérez Pascuas. Destacó la calidad de la variedad plantada en la D.O., debido a que ésta adquiere rasgos distintivos en la zona. “La Tempranillo tiene diferentes nombres porque tiene diferentes características”, según el lugar en el que esté plantado, aseguró.
Los vinos fueron seleccionados por Sarah Jane Evans, de entre las referencias enviadas por la D.O. y aquellas que fueron solicitadas por la experta.
El primer vino catado fue Tamaral Crianza 2012, 100% de la variedad Tempranillo con una crianza de 14 meses en barrica. Un vino con marcado carácter frutal, con una barrica muy bien integrada, volumen propio de los vinos de la región y una frescura notable. En nariz resulta licoroso, con aroma de cerezas, pero también de moras negras característico de la variedad. Evans lo calificó como un buen embajador de los vinos jóvenes de la Ribera del Duero.
Posteriormente se cató Finca Villacreces 2011, monovarietal de Tempranillo. En boca destaca por su entrada cálida, sus taninos maduros y su gran frescura; en nariz apreciamos las notas frutales típicas de la variedad, aunque con una mayor madurez; también se perciben las notas tostadas de las barricas, que en boca se manifiestan muy integradas.
Fue interesante probar este vino junto con Resalte Crianza 2011, con 14 meses en barrica. En el caso de Resalte se notan de manera clara los tostados de la barrica y una fruta muy viva, en boca es carnoso, con taninos que están muy pulidos y una frescura relevante que le aporta un potencial de guarda muy grande. Dos vinos del mismo año, cada uno de ellos con su identidad, en los que se puede apreciar que se trató de un año cálido.
El cuarto vino servido fue Nic 2011, de bodegas Casajus, con una crianza de 24 meses en barrica y uvas procedentes de viñedos viejos. Un vino potente, con mucha fruta negra, final largo, que puede disfrutarse ahora pero que, aseguró Evans, dentro de cinco años podría tener una mayor integración de los sabores. La prescriptora destacó la salinidad y mineralidad de este vino, mismo que calificó como «un vino memorable».
A continuación se sirvió Parcela El Nogal 2010 de Pago de los Capellanes, 100% Tempranillo con una crianza de 18 meses en barrica y del que se producen 25 mil botellas anuales. Un vino elegante y delicado, con elementos perfectamente integrados, en nariz notas de frutos rojos y en boca una buena acidez. Sin duda, uno de los grandes vinos de Ribera del Duero que tiene un potencial de guarda muy grande.
El siguiente vino fue Áster Finca El Otero 2010, que se hace únicamente en las mejores vendimias. Monovarietal de Tempranillo con 15 meses en barrica. Un vino potente, con una nariz de fruta negra muy pronunciada, misma que se manifiesta en la boca, con taninos dulces y un equilibrio estupendo.
Posteriormente se cató Arzuaga Reserva Especial 2010, 95% tempranillo y 5% de albillo. Vino que cuenta con una crianza de 24 meses en barrica y perteneciente a una añada considerada excelente. De color muy intenso y brillante, en nariz presenta notas de fruta negra compotada; en boca se aprecia su redondez de manera muy clara; por un lado con un frescor acentuado y por el otro con un gran volumen y taninos muy pulidos.
El último vino de 2010 fue MB Martín Berdugo, en el que la fruta cede paso a la frescura, a la salinidad y mineralidad. Más moderno respecto de los vinos de la Ribera, es un monovarietal de Tempranillo con una crianza de 16 meses en barrica. Un vino con un final anclado en la tierra que lo produce.
De la añada 2009 se cató Valduero 6 años, monovarietal de Tempranillo con 36 meses en barrica; en nariz se aprecian notas tostadas y ahumadas; en boca esa sensación ahumada aunada a la frescura y a la fruta de gran suavidad produce un vino muy elegante.
De la misma añada Pérez Pascual Gran Selección, con 26 meses en barrica. En nariz se percibe mucha fruta roja como grosella; en boca una acidez y una mineralidad espectacular; un vino delicado y perfecto, con gran identidad.
Entre los vinos de 2005 catamos Valderiz Tomás Esteban, con una crianza de 36 meses en barrica. Fermentación natural y fermentación maloláctica en barrica. Un vino en el que ya se nota el paso del tiempo en cuanto a matices. En nariz notas de ciruela y un toque salino; en boca resulta cálido, con una sensación de cereza al licor, muy elegante y mineral.
La cata finalizó con Matarromera Gran Reserva 2005, de la bodega del mismo nombre y con una crianza de 24 meses en barrica; un vino sorprendente en el que se destaca la fruta y que en boca resulta complejo, con un fondo mineral que lo hace muy especial; un auténtico lujo para cerrar una cata para recordar. Enhorabuena a ‘Madrid Fusión’ y a la D.O. Ribera del Duero por la organización de esta magnífica jornada.