Los depósitos de vino para la fermentación son muchos y han ido cambiando con el tiempo. Dependiendo del vino que quiera elaborar el viticultor elegirá un depósito u otro. 

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Los depósitos se utilizan habitualmente para la fermentación del vino. Es el momento en el que el mosto pasará a ser vino. Nosotros te vamos a hablar de los depósitos más comunes:

– Acero Inoxidable: Actualmente es el más utilizado para la fermentación del vino. En este tipo de depósitos se puede regular la temperatura, es por ello que los hace ideales para todo tipo de climas. Además se limpian fácilmente y sus cierres son herméticos.

– Madera: Este tipo de cubas se deben situar en lugares en los que se tenga un buen control de la temperatura. Habitualmente se utilizan para vinos muy escogidos de la bodega. Además, su tamaño suele ser más pequeño que las cubas de acero y se ha de tener en cuenta que son más delicadas y requieren más tratamientos de higiene.

– Depósitos de barro o arcilla: Desde hace un tiempo se han puesto de moda este tipo de depósitos por ser los que se utilizaban hasta principios del s.XX, por ejemplo los romanos utilizaban ánforas de barro. Es decir, que lo antiguo vuelve a ser moderno.

– Hormigón: Se han utilizado este tipo de depósitos durante muchos años y sigue siendo muy común encontrarlos. Aunque tienen una fácil limpieza y duran mucho tiempo, su principal desventaja es la dificultad de evacuar el calor que se produce durante la fermentación.

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