Seguramente todos hemos estado en una tienda de vinos o en el supermercado frente a una estantería llena de ellos y sin saber qué hacer. Lo primero de todo es conservar la calma y seguir estos cinco consejos para no fallar en la elección y que ésta no se convierta en un buen dolor de cabeza.
1. PREGUNTAR AL SUMILLER EN TURNO. En el caso de que se trate de una tienda de vinos con personal especializado lo más sensato es preguntar al que sabe y dejarse aconsejar. Sin embargo, ni todas las tiendas tienen personal especializado ni en todas las ciudades hay tiendas dedicadas sólamente a la venta de vino, así que supongamos que estamos en el supermercado y pasemos al consejo siguiente.
2. PARA QUÉ QUIERO EL VINO. No es lo mismo comprar un vino para regalar, uno para beber en casa en una comida familiar o uno para llevar a una comida con amigos. Si es para regalar debemos de preguntarnos, ¿sabrá apreciar el vino la persona a la que se lo regalemos o sólo queremos impresionarlo? En el caso de que la segunda pregunta se responda afirmativamente basta con comprar un vino caro de una marca cara y no quemarnos el cerebro; sin embargo si la persona conoce de vinos hay que investigar un poco más, Internet suele ser una buena herramienta para buscar opiniones de consumidores o de críticos especializados. El mismo razonamiento aplica para aquellos vinos que vamos a llevar a una comida. Si es para beber en la casa con la familia podemos arriesgarnos un poco más y dejarnos llevar por la curiosidad, por una etiqueta llamativa (en este artículo podrás aprender a leer correctamente una etiqueta de vinos), por la o las variedades de uva que contiene, la bodega que lo elabora, el envejecimiento, el país o la región de donde proviene y otras consideraciones.
3. MIRAR SIEMPRE LA RELACIÓN CALIDAD-PRECIO. No es recomendable buscar el vino más barato de la tienda porque un vino demasiado barato probablemente no tenga mucha calidad, se produzca en serie o con el uso de ‘trucos’ para esconder sus defectos. Hay que recordar aquel dicho de que ‘lo barato sale caro’. Tampoco debemos irnos al extremo opuesto y comprar el vino más caro, porque a partir de cierto precio ya no se paga el vino sino la marca y las campañas de publicidad. A menos que uno sea un gran conocedor y sepa exactamente lo que compra, los vinos demasiado caros suelen decepcionar al consumidor promedio, que tiene unas expectativas muy altas y cuando prueba el vino, o bien es incapaz de apreciar la complejidad y los matices que describen los profesionales o simplemente ‘no es para tanto’ (en este artículo encontrarás una lista de vinos con más de 90 puntos Parker con una excelente relación calidad-precio).
4. CON QUÉ SE VA A BEBER EL VINO. Es importante saber con qué vamos a beber el vino, si es con una carne asada, con un pescado, con una comida picante o un arroz. Los maridajes o armonías tradicionales se han modificado con el paso del tiempo y no vale para todos los casos aquello de que el tinto con la carne y el blanco con el pescado, depende qué carne y de qué pescado, si es a la plancha o si lleva una salsa por encima (en este artículo te damos algunos consejos interesantes para que encuentres el maridaje perfecto).
5. CONFIAR EN UNO MISMO. No hay que preocuparse demasiado y sí, en cambio, empezar a conocer nuestro propio gusto sin temor a equivocarse o a probar cosas diferentes. Piensa que los expertos también se equivocan y que uno mismo sabe más de lo que cree, finalmente el mejor vino es el que nos gusta y el que podemos compartir con las personas adecuadas (aquí encontrarás algunos consejos para disfrutar del vino).
Cuéntanos cuál ha sido tu experiencia como comprador de vinos, ¿tienes otras recomendaciones para compartir?