Cuando tenemos invitados a comer debemos considerar la armonía entre el vino y la comida que vamos a servir. A continuación te damos algunos consejos para que tus invitados disfruten de una comida inolvidable.

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El vino y la comida deben guardar una relación complementaria entre sí y estar al servicio de una buena compañía, quizá el aspecto más importante de todo maridaje. La opinión más extendida es que el vino debe subordinarse a las necesidades de la comida, aunque existen quienes defienden lo contrario.

El maridaje o armonía -como se le ha empezado a llamar en fechas recientes- ofrece múltiples posibilidades a las que hay que estar abierto. Los tipos más comunes de maridaje son por afinidad y por contraste.

En el primer caso se trata de que el vino y la comida combinen perfectamente, ya sea porque tienen sabores similares, porque uno contribuye a reforzar el sabor del otro o porque ambos son originarios de una misma zona geográfica, por ejemplo, un arroz con mariscos y un vino alicantino.

En el caso del maridaje por contraste la idea es lograr un punto de encuentro entre el vino y la comida a través de sensaciones opuestas, por ejemplo, un vino dulce con un platillo salado o una comida muy grasosa con un vino con una marcada acidez que limpie la boca.

Debemos tomar en cuenta las características de cada vino, si predomina la fruta o, por el contrario, el paso en barrica ha dejado su huella. Lo importante es relajarse y disfrutar. No se necesita tener un doctorado para elegir un vino adecuado para la comida. Aquí te dejamos seis consejos que pueden serte de utilidad.

1. Encuentra un vino con el que puedas disfrutar. El mejor vino es el que a uno le gusta, independientemente de lo que digan los expertos. Si encontraste un vino que te agrade es bueno que recuerdes las sensaciones que tuviste cuando lo tomaste anteriormente. Hay quienes tienen la costumbre de anotarlas y hacen bien, porque estas notas te van a ayudar posteriormente si quieres volver a comprar el vino y decidir con qué comida sería bueno tomarlo.

2. Si tienes pensado abrir varios tipos de vino podrías empezar por los más fáciles de beber y dejar al final los más complejos, o bien empezar por los más jóvenes y terminar con los reservas. Como verás, Hay muchas formas de armonizar. Podemos empezar con un vino joven y frutal para los aperitivos y continuar con un vino más contundente para los platos principales.

3. Si la comida es muy grasosa es conveniente beber vinos frescos y con cierto grado de acidez que permitan limpiar la boca en cada sorbo y así disfrutar más del sabor de la comida.

4. Si elegimos una ensalada aderezada con vinagre el maridaje será complicado. De hecho el ácido acético del vinagre también está presente en el vino, aunque los enólogos hacen todo lo posible por eliminarlo, ya que produce una sensación desagradable. Se encuentra en pequeñas cantidades no mayores al gramo por litro. Los posibles maridajes con una ensalada van desde los vinos blancos frutales, el cava y hasta los vinos de Jerez.

5. Ten cuidado con las alcachofas, no son las mejores compañeras del vino. Las alcachofas poseen una sustancia llamada cinarina que deja en la boca un característico sabor metálico que choca con el amargor del vino y hace que la lengua lo perciba dulce. Algo similar ocurre con los espárragos (sobre todo los verdes), las espinacas y la berenjena. En este caso los vinos de Jerez son una excelente alternativa.

6. Los quesos y los vinos tintos tampoco se llevan muy bien, en especial los quesos curados, porque distorsionan el sabor del vino a tal punto que es muy difícil disfrutar de sus matices. Por eso en España existe la frase «te la dan con queso» (te vieron la cara), porque hace varias décadas los bodegueros vendían sus vinos defectuosos dando queso a los compradores para engañar su paladar. Los quesos, depende del tipo, se pueden armonizar con vinos blancos, cavas, vinos dulces, vinos de Jerez o incluso tintos jóvenes.

Recordemos que el maridaje busca el equilibrio entre la comida y el vino para que se pueda apreciar lo mejor de ambos. Aunque también es cierto que cada persona tiene sus gustos y finalmente la mejor armonía es con la que uno disfruta.

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