Catamos ‘Unculín 2014’, de José Antonio García, en la D.O. Bierzo. Se trata de un vino elaborado con la variedad mencía procedente de cepas viejas, muy fácil de beber.
Hace unos años, en el otoño de 2015 para ser precisos, conocimos a José Antonio García durante un salón de vinos organizado por Mibil Distribución. Aquí se puede leer la nota de nuestro encuentro con este viticultor, que tiene una larga tradición familiar a cuestas. Desde entonces sus vinos, de poca producción, nos han acompañado en diversos momentos. Hace un mes aproximadamente tuvimos la posibilidad de catar nuevamente ‘El Chuqueiro 2014’, para nosotros el vino que mejor representa el buen hacer de esta pequeña bodega. Un vino elaborado con la variedad godello, que ha evolucionado muy bien en botella, en el que se nota cierta madurez y en el que todavía están presentes sus característicos toques de flor de manzanilla, aunque con mayor estructura que cuando lo catamos por primera vez.
Ha sido muy interesante observar la evolución de este vino, así como del tinto joven que produce la bodega y que es materia de esta reseña. Se trata de ‘Unculín 2014’, un monovarietal de mencía de cepas viejas procedentes de Valtuille de Abajo. Hace dos años nos recordó mucho a las mencías gallegas, por su acusada mineralidad y por su frescura. Dos años después todavía es un vino muy fresco, pero refleja más su zona de procedencia.
A la vista presenta un color picota de capa alta con ribetes rubí y lágrimas abundantes (ya no tiene la ligereza de hace tiempo, hay una mayor concentración). Con un 14% de volúmen de alcohol que puede explicar perfectamente esa corpulencia presente, el vino requirió de oxigenación para expresarse correctamente, ya que necesitaba salir del escondite en el que permaneció poco más de dos años. Se puede decir que la botella le sentó fenomenal y terminó de redondear el vino.
Aún es muy fresco y mineral, aunque se nota más su parte golosa. A medida que se abrió aparecieron en nariz toques herbáceos con algo de fruta roja -arándanos o grosella tal vez- con su típica acidez. Muy en el fondo emergieron algunos tostados de una forma más que discreta.
Es un vino cálido pero con una acidez muy compensada; en boca es muy frutal, sin embargo ya no es una explosión, lo afinó el tiempo y se perciben toques achocolatados en el retrogusto. Podemos decir que es fácil de beber, con cierta largura, muy agradable. Lo recomendamos ampliamente, sobre todo para quienes desean aproximarse a las mencías bien hechas, equilibradas, en las que se nota el esfuerzo en el cuidado de la tierra y un trabajo de bodega impecable y discreto para que el vino florezca tal cual, sin mentiras.